

Me lo pasé estupendamente con ellos, firmas de libros, papeles e incluso manos, como si hasta ellos llegara un espléndido futbolista. Los profesores, que nos trataron muy bien, saben que la visita de un autor anima a leer, escribir y ver sobre todo que detrás de un libro hay una persona de carne y hueso con preocupaciones y vida propia.
He dicho que "nos trataron", en plural, porque tuve otro privilegio más, allí llegué junto con César Fernández García, también invitado. De él se habían leído El desafío de la leyenda.
Como siempre, aprendimos lo que gusta o disgusta a nuestros jóvenes lectores.
os doy gracias desde aquí.
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