Editorial Bruño. Año 1989. 25ª edición. Resumen: La historia de cuatro amigos que viven a finales del siglo XXI. Los adelantos técnicos son tan grandes en esta época que la vida es fácil y confortable, pero tremendamente aburrida. Un día con la ayuda de un viejo inventor, los chavales consiguen una máquina para entretener a los padres y, gracias a ella, todos descubren un mundo nuevo, lleno de aventuras y emociones.
Pues lleva vendidos unos 302.000 ejemplares, según el ejemplar que tengo en mis manos. Eso lo avala. Se trata de una distopía, es decir, cómo piensa un escritor que será el futuro. Estamos en una ciudad dentro de una burbuja donde la naturaleza, los sabores, los olores o los animales, han quedado fuera. Es un recurso ya utilizado la aparición de un libro, algo lógico pues estaban prohibidos, el que rompe la monotonía. Así se inicia todo. Él despierta la curiosidad de los protagonistas, su imaginación y sus deseos de aventura. La novela está bien llevada, aunque creo que el final es un poco rápido. Se podría haber alargado para mantener el suspense. Como siempre, es solo una opinión.
Merece mucho la pena leerlo, pues sirve como reflexión para saber hacia dónde nos dirigimos. ¿Realmente somos dueños de nuestro futuro?
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