jueves, 27 de noviembre de 2014

Llora Jerusalen. Santiago Herraiz

Ed. Bruño, año 2010. 12 años. Resumen: Jerusalén. Nora acaba de perder a su mejor amiga; se ha inmolado en el mercado judío de Jerusalén. A los pocos meses otro atentado, esta vez contra un niño palestino volverá a salpicarla muy de cerca. Todos los cimientos de su vida se desmoronan. Uno tras otro, rápidamente, se suceden acontecimientos ante los que deberá tomar partido: por el odio o por el amor.
Yo he estado en Jerusalén un par de veces durante dos meses. Puedo asegurar que el libro está construido allí. Las paradas de autobús, las calles, el tiempo para ir de un sitio a otro. Eso sí, no es lo más importante en cuanto a reflejo de la realidad. Me ha sorprendido e incluso entusiasmado cómo el autor ha sabido reflejar ese mundo en el que todos tienen razón y a la vez ninguno. Soy testigo del odio o el perdón, así como del verdadero problema de convivencia que existe.
El final feliz es demasiado increíble, de ahí que se muestre para después deshacerlo. Queda todo en el aire, pero en realidad no es así. Atrévete a leerlo, te va a gustar.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Monstruo. ¿Vas a comerme? Purificación Menaya

Editorial Bambú. para 6 años.
Resumen: Un niño encuentra un mostruo debajo de su cama. Cree que quiere comérselo, pero en realidad al mostruo no le gusta comer niños. ¿Sabes lo que come este monstruo? Algo que está muy rico y que el niño también probará. Una tierna historia que ayudará a vencer el miedo a quedarse solo en la habitación.
Es un libro divertido. Elige un tema muy tratado en la literatura infantil: los miedos nocturnos. Puede servir para acabar con ellos, pues debajo de la cama no solo hay monstruos malvados, también buenos y divertidos.
Para leer antes de dormir.

domingo, 2 de noviembre de 2014

El conde Lucanor. Adaptación del libro de don Juan Manuel

Ed. Vicens Vives. autores de la adaptación: Agustín S. Aguilar y Víctor G. Ambrus. Año 2006. Otra espléndida adaptación. No sé por qué pero me ha dado por releerlas. Creo que es una forma de que nuestros lectores mas jóvenes se acerquen a estos clásicos. De otra manera sería casi inviable. Eché un vistazo el otro día al Cantar del Mío Cid en castellano antiguo. Recuerdo que nosotros nos dedicábamos en clase, con unos 12 ó 13 años a descifrarlo. No es que fuéramos mejores o peores, sino distintos. Nos gustaba el reto y lo aceptábamos sin más dilemas. No nos planteábamos otra posibilidad.
Ahora, gracias a estas adaptaciones la lectura se hace más fluida, más cercana y se ve la sabiduría de nuestros antepasados con mayor claridad. La lechera, los dos en un burro y demás historias que encontramos deslavazadas en nuestro caminar, aquí juntas y con unidad.
¿Quién da más que don Juan Manuel?