martes, 10 de marzo de 2020

Comidas con recuerdo XI


PLATO COMBINADO NÚMERO 7


Durante la mili en Melilla, olvidarse de las comidas caseras de las que disfrutábamos nos llevaba a cenar casi todos los días un bocadillo de la cantina o de las calles de la ciudad. Paseábamos los fines de semana todo el día fuera de nuestro lugar habitual. Buscábamos pequeños paraísos distintos, como si nos dedicáramos al turismo. Allí tomábamos una cerveza en el bar del puerto, en una terraza bajo un sol impreciso en aquella época del año. Visitábamos las viejas murallas y veíamos los viejos cañones que manipularan otras personas hacía ya bastante tiempo. Acudíamos al Parador Nacional a por un café y un servicio limpio con todas las comodidades y accesorios que usábamos de uno en uno. El helado en el pequeño parque de palmeras donde se celebraban las fiestas de Septiembre con sus vinos dulces amontillados.



Nada sin embargo como el plato combinado número 7. siempre el mismo los sábados al mediodía tras el zafarrancho de limpieza de veinte minutos limpiando y dos horas disimulando que se hacía lo ya acabado. El plato consistía en dos huevos fritos con su yema amarilla sin clarear, patatas fritas y salchichas, todo con tomate frito sin limitaciones. Primero los huevos que reventaban alegremente ante el pan que los presionaba, después las salchichas, para acabar con el hambre y por último las patatas alargadas. Todos seguíamos el mismo ritual, como acostumbrados a imitarnos. Charlábamos y desde la parte alta del bar en al que estábamos veíamos a los demás devoradores de platos combinados que intentaban olvidar. Nunca más los volví a probar.

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