viernes, 10 de septiembre de 2010

Pequeña reflexión


Hay un amigo escritor que a veces me comenta lo ingrato de esta profesión en uno de sus apartados. Nossotros escribimos una novela, dedicamos un tiempo a elaborarla, crear los personajes, escribirla, revisarla, en algunos casos de seis mese a un año. Después la mandamos, con todo nuestro cariño e ilusión. Y no siempre se publica, queda en un cajón, abandonada. Ese tiempo no fructifica. En otras profesiones, cualquier minuto tiene su recompensa. Aquí no.

Menos mal que la publicación de otros escritos compensa este esfuerzo en el que el escritor siempre está en manos de las editoriales. Qué alegría cuando vemos el libro impreso, las ilustraciones, nuestras palabras en manos de quien quiera leer aquella pequeña obra. Quizás el escritor tenga la mayor de las alegrías por su trabajo, similar a la de un profesor que fracasa en muchas ocasiones, pero que consigue su objetivo con otros alumnos que salen adelante gracias a él. Qué parecidos somos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Conocí un caso de un escritor que era como un gorión solitario en el tejado, al que apenas nadie leía, pero que escribió obras de mucha calidad y mérito.
Estoy seguro que muchos escritos suyos quedaron sin publicar, pero no creo que su trayectoria literaria y personal sea un fracaso.
El verdadero fracaso es el del escritor que pudiendo escribir no lo hace.
Yo también tengo obras frustradas, de las que las editoriales no quieren saber nada.
¿Son un fracaso?
No lo creo. Acabar una obra literaria tiene ya su mérito y valor.
Habrá fracasado comercialmente, pero no interiormente.
YO también me desanimo si no me publican o me rechazan, pero hay que seguir escribiendo al margen del éxito o del fracaso.
Astarloa

Anónimo dijo...

Conocí un caso de un escritor que era como un gorión solitario en el tejado, al que apenas nadie leía, pero que escribió obras de mucha calidad y mérito.
Estoy seguro que muchos escritos suyos quedaron sin publicar, pero no creo que su trayectoria literaria y personal sea un fracaso.
El verdadero fracaso es el del escritor que pudiendo escribir no lo hace.
Yo también tengo obras frustradas, de las que las editoriales no quieren saber nada.
¿Son un fracaso?
No lo creo. Acabar una obra literaria tiene ya su mérito y valor.
Habrá fracasado comercialmente, pero no interiormente.
YO también me desanimo si no me publican o me rechazan, pero hay que seguir escribiendo al margen del éxito o del fracaso.
Astarloa

César dijo...

Julio César Romano no puede quejarse precisamente de que las editoriales no le mimen. Cuanto escribe, publica. Al final, la calidad y la originalidad de las ideas terminan dando fruto, aunque tarde un poquito.
Estoy seguro de que alguna de las novelas de Julio va a dar en el centro de la diana del éxito. Es un escritor con mucho olfato y técnica.

julio cesar romano dijo...

Muchas gracias por tus palabras, César. La verdad es que no me puedo quejar, pero ya sabes la paciencia que debemos mostrar.