martes, 3 de julio de 2012

Soy Pedro y no tengo móvil

Hay libros que comienzas en un momento de ¿pasión? y que después continúas por devoción, aunque siempre procuras que salga lo mejor posible. Tendré que repasarlo bastante, pero me gusta. Os dejo el primer capítulo, a ver qué os parece. No os digo más, pues el título aclara bastante.

1 ¿Quién soy?

 -          Voy a tardar bastante en explicarme, te voy avisando.

-          No importa. Empieza por el principio.

-          Vale, pues ahí va.


Así comenzó mi historia: soy Pedro, estudio primero de secundaria y no tengo móvil. Es verdad, aunque te parezca mentira. Pero más increíble es lo que sucedió este año. Te lo contaré despacio, para que te enteres bien y en orden, por supuesto. Ahora soy feliz, antes no tanto. Como sabes, si no tienes Twenty, Facebook o Washap, no eres nadie en este mundo. Pues esa sensación tenía yo. Hoy en día, en el colegio, vales tanto como tu teléfono, las películas de estreno que veas y las aplicaciones que sepas utilizar. Es decir, yo igual a cero.


Tras las largas vacaciones, después de acabar Primaria, podéis imaginar cuál fue el regalo sorpresa de mis amigos de siempre, Sandra, Michu y Calpe. A partir de entonces, solo sabían hablar y hablar de los chat, de los twiters e incluso de la música que se bajaban. Yo me quedaba solo, aparte, y mi única esperanza residía en que algún profesor avispado les quitara el aparatito. Nunca sucedía. Y eso que Calpe lo tiraba al suelo en el vestuario cuando pasaban los demás. Así se lo veían. Función táctil y no sé qué cosas más, yo no entiendo mucho.
 

Él era el más decidido, a para algunas cosas. Alto y fuerte, controlaba la clase como una torre de vigilancia. Creo que le gustaba Sandra. Algo normal, pues su pelo rubio, el rostro proporcionado y sobre todo su inteligencia no pasaban desapercibidos. En cuanto a Michu, su estatura era incluso inferior a la mía. Aún le quedaban algunos veranos para crecer en todos los sentidos. Con esta gente y en este ambiente me movía yo a diario.

Mientras, yo estudiaba, leía libros y a veces me aburría en casa. Sí. Por la tarde, ellos se intercambiaban mensajes para poder comentarlos al día siguiente. ¡Qué divertido! Menos mal que jugábamos en el recreo de la mañana y el mediodía a la “peste”, una especie de “tú la llevas”


Mi padre siempre me había dicho que el móvil atonta, pero no se hacía una idea de hasta qué punto. Sobre todo acaba con la imaginación. Quizás por eso soy un bicho raro. Bueno, se me olvidaba un último ingrediente. Tengo cuatro hermanas pequeñas, lo cual remata la jugada.
 

Después de todo esto, puedes juzgar que no era de los más populares del colegio. Empollón, sin dinero y sin móvil. Todo empezó así.

2 comentarios:

Miguel Luis Sancho dijo...

El primer capítulo plantea el tema de fondo del libro desde las primeras líneas. Vas al grano, no pierdes tiempo, y eso está bien.
El lector infantil/juvenil te lo va a agradecer.
Sin embargo, veo el arranque del libro demasiado descriptivo.

Falta, quizás, algo de acción. Un inicio más intenso.
La idea del libro me gusta. Da juego y es real. Sin embargo, el inicio hay que retocarlo cuando llegues al final.
Hay que darle otra vuelta de tuerca.
¡Mucha suerte!

julio cesar romano dijo...

Gracias por tus consejos.La verdad es que después la novela coge un aire frenético, con mucha acción. Tendré que describir más en el resto del libro. Ya te contaré. Gracias de nuevo por tu opinión, sabes que te hago caso.